El fin de temporada o las vacaciones escolares son más que un paréntesis necesario. Son una oportunidad para reconectar con la motivación, fomentar la autonomía y recordar por qué amamos este deporte, sin exigir ni presionar.

Descansar no significa desconectarse por completo. Significa recargar energía física y emocional para regresar con entusiasmo y propósito.
Recomendaciones para una pausa con intención
1. Comunica con claridad
Comparte las fechas exactas del receso, qué día vuelven, y si se espera algo al regreso (como evaluaciones físicas o nuevas rutinas). Esto da estructura y ayuda a las familias a organizarse.
2. Cierra con un mensaje emotivo
No te vayas sin darles una última dosis de motivación. Un correo, mensaje o video corto donde agradezcas su esfuerzo, destaques lo que lograron como equipo y les recuerdes lo valioso que es su compromiso, puede marcar la diferencia.
3. Deja un “kit de inspiración”
Regálales algo simbólico pero significativo. Ideas:
- Una playlist con canciones para entrenar o relajarse
- Un video motivacional o documental deportivo
- Una hoja imprimible para escribir metas personales
- Una carta de su “yo del futuro” imaginando cómo se siente al lograr un objetivo
- Un mensaje de parte del equipo de entrenadores
4. Propón retos opcionales y divertidos
No son tareas obligatorias, sino formas suaves de mantener el foco:
- “30 días de estiramientos”
- “Reto de gratitud” (escribir una cosa buena cada día)
- “Mi progreso personal en 4 semanas”
- “Un movimiento nuevo que quiero dominar”
5. Agenda la bienvenida
Ponle fecha al reencuentro. Una bienvenida planeada con intención, aunque sea breve o virtual, reconecta al grupo emocionalmente. Puedes hacer una dinámica de compartir aprendizajes o incluso un juego divertido.
El deporte es más que medallas
Cuando un niño o adolescente forma parte de un equipo, no solo está desarrollando fuerza y disciplina física, también está construyendo un set de herramientas para la vida: resiliencia, trabajo en equipo, tolerancia a la frustración, empatía, compromiso.
Las vacaciones son una oportunidad perfecta para poner en práctica ese “toolbox” emocional fuera del gimnasio. Son espacios donde pueden aplicarlo en otras dinámicas: familia, viajes, descanso, amistades, nuevos retos.
Si los atletas se sienten valorados, escuchados y guiados incluso en la pausa, volverán con más ganas, más confianza y más corazón.
